lunes, 6 de octubre de 2008

Horton y el mundo de los Quien



-“Los elefantes somos 100% leales”, eso dice Horton cuando los otros animales de la selva le piden que niegue lo que piensa. Es que él es el animal con “memoria de elefante” y el maestro de los más pequeños en la selva de Nool. La imaginación de este personaje lo llevó a socorrer al pedido de ayuda que levemente susurró en sus grandes orejas una diminuta partícula de polvo.

En el interior de esta partícula se encuentra Villaquien, un lugar aparentemente perfecto. Allí la vida de las personas es inalterable, todo es lo que tiene que ser, los mandatos de los padres se respetan y se siguen como una tradición que no puede cambiarse.

El Alcalde de Villaquién, advertido por el elefante Horton de que su mundo corre peligro, intenta desesperadamente comunicarlo a sus habitantes. Sin embargo ellos prefieren seguir ciegos a esta posibilidad y continuar con sus vidas.

Por un lado los animales del bosque no quieren admitir que ese microscópico mundo existe. Y los habitantes de Villaquien no pueden creen que solo son una parte ínfima del universo. Es aquí donde en esta ingeniosa historia se presenta algo tan complejo como teorías de la física quántica.

También resulta novedoso que los héroes de estos dos mundos, al contrario de lo que nos acostumbran a ver, son “diferentes”, “introvertidos”, “desobedientes”, o mal llamados “bobos babosos”, y al igual que Superman, logran salvar la vida de miles de personas.

“Una persona es una persona, sin importar su tamaño”, así cierra la fabula y este comentario.

Horton y el mundo de los Quien, es la fábula del reconocido escritor y dibujante norteamericano Dr. Seuss (Theodor Seuss Geisel). Este año se estrenó en los cines y ya se puede ver en videos.

WALL-E




A quien no le gusta ver películas de ciencia-ficción. Lo que resulta más atractivo seguramente es que lo que allí vemos “solo pasa en las películas”, pero seguramente quien piense esto no prestó atención a la película o, peor aún, a la realidad.

WALL-E es un robot que lleva 700 años reciclando basura para construir edificios de chatarra, y así ordenar el desastre ecológico que dejaron los humanos antes de partir al espacio. Pasaron tantos años que ahora es el último robot que funciona ya que, usando las piezas de los robots averiados, arregla sus propios desperfectos técnicos. WALL-E, acompañado por el ser vivo de mayor supervivencia, una simpática cucaracha, va rescatando aquellos objetos que llaman su atención. El objeto preferido de su colección es una película musical de 1969 en la que los hombre bailan y son felices, Hello, Dolly!. Las imágenes y la música han despertado en este simple robot de reciclaje, el gusto por la danza y el afecto entre dos personas. Luego de cientos de años de soledad, la sorpresiva llegada a la tierra EVE, una robot mucho más sofisticada, cambiará la vida de WALL-E.

Todos los sentimientos que ha desarrollado este pequeño robot, son mayores que los que experimentan los humanos en este futuro. El tan ansiado confort, el desinterés e individualismo, convirtieron al hombre en una bola de grasa que viaja sentado y mira el mundo a través de una pantalla de televisión personal, consumiendo todo lo que allí le ofrecen. Así el hombre espera que el conflicto en la tierra se solucione, dejando en manos de los robots todo lo que le significa esfuerzo físico y mental, al punto tal que las maquinas controlan por completo la vida de los seres humanos.

¿Qué puede hacer que el hombre deje de pensar en si mismo y busque cambiar el desorden que ha producido en el planeta? Lo que cambia al hombre en el futuro es lo mismo que ahora y siempre nos moviliza, el afecto y la comunicación con nuestros semejantes. El hombre del futuro, cuando ve todo perdido se da cuanta que lo puede mejorar. Quizás sería mejor no dejar pasar tanto tiempo…

Podríamos decir con certeza que esta película no es una mas sobre robots que se destruyen unos a otros para salvar o apoderarse del universo. A diferencia de casi todas estas películas, WALL-E no solo habla de la destrucción del planeta, sino también hace un cuestionamiento sobre ¿cual puede ser la causa de dicha destrucción? Y la respuesta es muy simple. No es un meteorito gigante, no es un monstruo radiactivo, no!…simplemente el hombre y su pasar cada vez más egoísta. Pero en ese cuestionamiento surge también una posible solución, somos los únicos responsables de nuestro futuro.

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